domingo, 23 de mayo de 2010

Nuestro nombre significa "Perro León", y somos una de las cuatro razas reconocidas de origen tibetano. Se sabe que el Dalai Lama nos entregaba a las familias reales Chinas en señal de buenaventura y buena suerte; éramos un regalo importante porque los tibetanos creían que se reencarnaba en nosotros la “Leona de las Nieves”, un monstruo mitológico que en la imaginación local ocupa un primer lugar y que explica también el que nos hayan llamado “Perro León” a un animal tan diminuto.

Aunque el origen de nuestra crianza es un poco oscuro en el tiempo, hay quien dice que somos, en origen, del año 1.000 A.C.

Sin embargo las primeras pruebas documentales de nuestra existencia corresponden al siglo VII, ya que aparecemos en distintos objetos y pinturas de la Dinastía Tang (618-907).


De nuevo volvemos a aparecer en pinturas y objetos entre el 990 y 994; no volviendo a aparecer documentalmente hasta el siglo XIII, cuando reaparecemos en los documentos de Marco Polo en los que relataba que el "Emperador Kubla Khan tenía pequeños 'perros león' conviviendo con leones entrenados para la caza. Los perros no eran su comida, sino que acompañaban a los leones manteniéndolos calmados cuando no estaban cazando".

Pagoda del Perro LeónDurante la Dinastía Ming (1368-1644) fuimos los favoritos de las familias reales chinas y, encargaban nuestra crianza a los eunucos. Varios documentos mencionan que "los pequeños perros león o perros con cara de crisantemo, eran pequeños, inteligentes, dóciles e incuestionablemente parecidos a los leones".

Se dice que la pagoda del perro león era utilizada por los eunucos "para ejercitar a los pequeños perros león del Palacio Imperial".

Así pues, como veis los misterios del Tibet y los secretos de la Ciudad Prohibida están en el origen de nuestra raza.

Sin embargo, el Shih Tzu que hoy conocéis se lo debemos a la Emperatriz Regente Cixi (T'zu Hsi) que se dedico a criar y perfecionar las tres razas chinas de la corte durante su regencia (1861-1908).

La Emperatriz encargó a los responsables de la cría canina de la corte "un perro de compañía sociable, poco ladrador, con el manto largo para calentarse las manos y silencioso en su movimiento". Así nacimos los Shih Tzu actuales, como un "Perro Imperial que jamás debería salir de los muros de la Ciudad Prohibida".

Y casi fue así. Los británicos residentes en China trataron en repetidas ocasiones de llevarnos a Inglaterra a principios de siglo XX. La mayoria de ellas infructuosas. Los eunucos que nos cuidaban no querían que saliéramos del país. Por cortesía y por educación en la corte estaba muy mal visto decir que "no" a cualquier cosa que fuera requerida, es por eso que cuando algunos de los miembros de la comunidad británica propusieron adquirir algunos ejemplares, fueron ofrecidos con una sonrisa de amabilidad. Pero los perrines morían a los pocos días. Tenían prohibido que los shih tzu salieran de china. Así que les daban cristal triturado antes de ser entregados a sus nuevos dueños y morían desangrados en los barcos de regreso a las Islas Británicas.

La primera constancia que existe de estar en manos de occidentales, es un regalo que la Emperatriz Cixi hizo a la Sra Kaufmann, esposa del consul Danés en China y amiga de la emperatriz, que la obsequió con una pareja (Leidza y Aidzo), representando el comienzo de la cría occidental de nuestra raza.

Lady BrownriggEn 1908 murió La Emperatriz Cixi (T'zu Hsi), madre de Pu'Yi, el Último Emperador y la cría permaneció casi en suspenso solo promovida por algunos particulares y otros miembros de la corte. La raza quedó definitivamente extinta en China con la llegada del comunismo.

En 1928 Lady Brownrigg lleva a Inglaterra una pareja Shu-ssa (la hembra) y Hibou (el macho); posteriormente en 1933 la Sra Hutchins lleva a Irlanda otro macho Lung-fu-ssa, a los que siguieron otros pocos desde Bejing (en total unos diez). Se puede decir que todos los Shih Tzu actuales descendemos de éstos.

A Noruega, llegó la única perra que procedia realmente de la Corte Imperial China.

Poco a poco nos convertimos a lo largo de las décadas en una de las razas más populares y más apreciadas a lo largo de todo el mundo.

Cuando llegamos a Europa se nos registraba como "Apsos", sin embargo comenzó "la guerra de las narices", ya que nuestro hocico es más pequeño que el de los Apsos, y finalmente en 1934 se separan ambas razas de manera oficial, al menos en Gran Bretaña, porque en los Estados Unidos no se nos reconoce oficialmente como raza independiente hasta 1969.

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